EL CUENTO INFANTIL
Pocos son los que tienen tiempo para poder buscar un cuento nuevo cada día para poder contar a sus hijos. La única solución rápida sería inventarlo sobre la marcha, pero la gran mayoría de padres no se consideran lo suficientemente creativos como para inventar un nuevo cuento cada día. Sin embargo, es mucho más fácil de lo que parece, y aquí les presento una pequeña guía con los pasos a seguir para crear cuentos nuevos cada día.
La mayoría de cuentos, precisamente por ser para niños, son una historia con una estructura muy simple: aunque los personajes y la ambientación varían totalmente, casi todos los cuentos son parecidos. Esto es especialmente cierto para aquellos cuentos que tienen algún tipo de moraleja.
Así que, en resumen, a la hora de elaborar un cuento, habrá que tener:
- unos personajes,
- ambientarlos en algún lugar del tiempo y del espacio,
- presentar un problema o dificultad, y
- resolverlo, aplicando la moraleja de la historia.
Pasos para la realización de un cuento:
Lo primero es decidir lo que quiero transmitir con el cuento, la moraleja. Empiezo por ahí porque de todos esos elementos, éste es sin duda el que más me importa cuando les cuento un cuento a mis hijos. Normalmente trato de que tenga algo que ver con algo que haya transcurrido durante el día, algo que hayan hecho bien o mal, y que aún tengan fresco en la memoria, para que les cueste menos asociarlo con el cuento. Es muy útil empezar con la moraleja, porque te ayuda a situar el resto de la historia y la pone al servicio de lo que quieres transmitir.
Normalmente, empiezo a pensar en qué quiero enseñarles ese día cuando queda poco para que se vayan a la cama, (cuando estamos acabando de cenar o lavándonos los dientes), para tener algo de tiempo para decidirlo, y empezar a pensar en un problema general que se pueda resolver con esa moraleja.
Normalmente, empiezo a pensar en qué quiero enseñarles ese día cuando queda poco para que se vayan a la cama, (cuando estamos acabando de cenar o lavándonos los dientes), para tener algo de tiempo para decidirlo, y empezar a pensar en un problema general que se pueda resolver con esa moraleja.
Una vez que ya se tenga claro qué narrara el cuento, lo siguiente es elegir los personajes.
A continuación toca presentar el problema o dificultad, y como se puede ver, los propios personajes contribuyen a ello, ya que será algo que pueda ser resuelto con ayuda de aquello que pretendemos enseñar.
Finalmente, hay que hacer énfasis en la moraleja de la historia. En cuanto tengo más o menos claro cómo va a ir el cuento -y hacer los pasos anteriores no lleva más de un par de minutos-, empiezo a contarlo, aprovechando para hacer hincapié en los valores que quiero transmitir, y para ello utilizo cualquier parte del cuento que me venga más o menos bien. Y acabo recalcando la ensañanza de ese cuento, y siempre de forma positiva.
Y eso es todo, no es tan dificil "fabricarse" un cuento a la medida de cualquier necesidad, y de lo fácil que es empezar a partir de ahora a contar historias para educar.
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